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«Hoy es fiesta me dicen los que pasan.
Son veinticuatro horas de miel entre los dientes.

Bailan entre los juncos.
Los miro.
A todos ellos.
Tienen risas de plata y de romero.
En cambio yo no tengo
más que mis pobres pérdidas
y una nostalgia inmensa como un pez en un charco.

En el armario espera tu vestido de fiesta
es la voz de mi madre
resonando en la tarde.
Mi vestido de fiesta. Ya casi no me acuerdo.
Tenía el color brillante de las celebraciones
a tumba abierta, puras
sin dobles pensamientos.

La fiesta de mi pueblo me arrastra a un precipicio
donde mi cara es tersa
y mi abuelo no ha muerto.»

– Raquel Lanseros –