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«Fluido, el abandono del día acaba entre púrpuras exhaustas. Nadie me dirá quién soy, ni sabrá quién fui. Bajé de la montaña ignorada al valle que había de ignorar, y mis pasos fueron, en la tarde lenta, vestigios abandonados en los claros del bosque. Todos aquellos a los que amé me olvidaron en la sombra. Nadie supo del último barco. En el correo no había noticias de la carta que nadie había de escribir. Todo, sin embargo, era falso. No contaron historias que otros hubieran contado, ni se sabe nada seguro del que tiempo atrás partió, con la esperanza de un embarque falso, hijo de la bruma futura y de la indecisión aún por venir. Tengo un nombre entre los que tardan, y ese nombre es, como todo, sombra.»

– Fernando Pessoa –